La organización ha pedido a los operadores que filman sus eventos no hacer zoom sobre las surfistas que usan bikinis muy abiertos. El acoso sexual fue uno de los temas en la agenda de la liga a raíz de la campaña #metoo contra las acciones que humillan la dignidad de las mujeres y las cosifican.
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La leyenda australiana del surf Layne Beachley, de 45 años, también intervino en el tema. "Respeto el hecho de que las mujeres puedan elegir los bikinis que desean según la comodidad o la practicidad. Depende de ellas elegir cómo quieren presentarse", dijo.
"Hemos derribado esas barreras y ahora las mujeres están abrazando su feminidad, su belleza, su estilo, su gracia y su sensualidad. Y si eso les ayuda a vender el deporte y mejorar sus posibilidades de recibir apoyo y patrocinio a lo largo de sus carreras. Así que buena suerte para ellas", concluyó.
No obstante, las surfistas han obtenido un claro incentivo para no llevar la ropa que consideren adecuada. Según la decisión de la liga, las chicas en trajes de baño más abiertos se mostrarán más pequeñas en la pantalla que aquellas en 'shorts' y camisetas, lo que podría afectar a sus carreras.
"La situación con las surfistas, golfistas, patinadoras y las chicas en las alfombras rojas e incluso en las calles nos abre una interrogante curiosa: ¿Qué es lo que no se puede hacer? ¿Quitarse la ropa o reaccionar a los cuerpos desnudos?", escribe Eteri Chalandzia para el periódico Izvestia.
Las mujeres han luchado por sus derechos durante siglos y le enseñaron al mundo a tomarlas en serio, las revoluciones sexuales sacudieron al planeta. Pero ahora resulta que no es suficiente recuperar el derecho a salir a la calle sin demasiada ropa, hace falta que los 'animales lujuriosos' reaccionen de una manera correcta a estas salidas.
"Y aquí es donde radica el problema: si un hombre no mira dentro del profundo escote femenino, es homosexual, impotente o hipócrita, y si lo mira y se lame los labios, se convierte en la mano derecha de Weinstein. Este callejón sin salida provoca la legitimación de la estupidez", subraya la columnista.