La Policía argentina vive uno de los conflictos morales más bochornosos de su historia. Un joven cadete se une a sus filas por vocación y resulta muerto tras un entrenamiento extremos, por el que 12 jóvenes fueron hospitalizados el pasado 5 de febrero con graves cuadros de deshidratación.
En el funeral, uno de los hermanos de Garay calificó de "inhumana" el trato de la Escuela de Cadetes de Policía de la provincia y expresó: "Nos parte el alma saber que llegó con una buena intención y ese mismo día murió su sueño", declaró a la prensa.
El joven agregó que cuando su hermano cayó, "no le brindaron ni siquiera los primeros auxilios, lo abandonaron durante media hora bajo el sol" y a sabiendas de que les estaban causando daño, "porque eso era lo que querían", afirmó.
Tras la hospitalización de los jóvenes cadetes, el gobernador de La Rioja Sergio Casas ordenó la suspensión de actividades físicas en la dicha academia provincial y aseguró que se profundizarán los controles médicos entre los aspirantes.
Al fallecer Garay, Casas escribió en su cuenta de Facebook: "Con profundo pesar hoy a la madrugada nos llegó la peor noticia, falleció el joven aspirante a cadete, Emanuel Garay". Horas después en conferencia de prensa afirmó que el jefe de la policía provincial había sido apartado de su cargo y que el Gobierno estaba dispuesto a llegar a las "últimas consecuencias", refirió.
Por su parte, Hugo Montivero, fiscal general de la provincia confirmó en la televisión local que actualmente hay ocho policías detenidos, "cuatro comisarios y cuatro oficiales que estaban a cargo del entrenamiento", explicó. Además aseguró que con la muerte de Garay la situación legal cambia de "acción por lesiones gravísimas" a "homicidio".