Hoy en día, las marcas que dejan las yemas de los dedos permiten abrir puertas, marcar el horario de entrada al trabajo o incluso desbloquear un teléfono móvil. Se trata de una característica única e irrepetible de cada persona, por lo que su uso en la criminalística se ha consolidado hace más de un siglo.
Probablemente, los detectives e investigadores de hoy le deban mucho a Juan Vucetich, un argentino de origen croata, que desarrolló un sistema revolucionario que facilitó las tareas policiales y llevó tras las rejas a los responsables de miles —tal vez millones— de crímenes en todo el mundo.
Un sistema pionero
Nacido en la región de Dalmacia (Croacia), Vucetich llegó a Argentina en 1882. El joven inmigrante se nacionalizó argentino y comenzó a prestar servicio en la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Al iniciar su carrera, el detective estaba en conocimiento de la obra del británico Francis Galton, que había propuesto una serie de al menos 40 atributos para reconocer huellas digitales.
El primer asesinato resuelto por huellas digitales
Al año siguiente, esta base de datos y el conocimiento desarrollado por Vucetich permitió resolver el primer crimen del mundo gracias a las huellas dactilares. Se trató del asesinato de dos niños en la localidad costera de Necochea, en el sur de la Provincia de Buenos Aires. Su madre, Francisca Rojas, había responsabilizado del terrible crimen a su vecino, Pedro Ramón Velázquez.
Los detectives compararon el registro obtenido con las huellas de Rojas. El resultado fue sorprendente: ante las pruebas científicas, la mujer reconoció ser la asesina de sus hijos, motivada por razones pasionales con el hombre a quien acusaba. Este episodio pasó así a los anales de la historia de la criminalística.
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El mismo año de este episodio (1892), Francis Galton publicó un volumen con sus postulados, por lo que el estudio de las huellas cobró un nuevo impulso en Gran Bretaña e incluso en la India, en aquel entonces bajo control imperial del Reino Unido. El inglés había sido el primero en determinar que incluso los gemelos idénticos tenían distintas huellas.
Del crimen al teléfono móvil
Con el avance del tiempo, la computación y la revolución digital facilitaron la tarea de los detectives, pero también permitieron aprovechar la unicidad de cada huella para cuestiones de seguridad e identificación, más allá de la criminalística.
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Así que cuando vayas a marcar tu entrada al trabajo o a desbloquear tu celular, recuerda cuál es la historia detrás de este método, aparentemente simple.