La moringa es conocida por sus características medicinales y curativas. Las diversas partes de la planta, incluyendo las hojas, flores, semillas, fruta y corteza, cada una proporcionan un valor alimenticio que puede ayudar a tratar enfermedades como el cáncer o trastornos del corazón, además de servir de protección para las células de la piel contra el envejecimiento. Todo esto la convierte en una opción perfecta para añadir a tu dieta.
Lucha contra la diabetes
La moringa ha demostrado que equilibra los niveles de azúcar en sangre a través del ácido clorogénico, que permite a las células tomar o perder azúcar según las necesidades. Un estudio publicado en el International Journal of Food Sciences and Nutrition revela que los diabéticos que consumen moringa, curry y cundeamor chino —tomaco- como parte de una dieta alta en carbohidratos ven mejoras en el control de azúcar en sangre y los niveles de insulina.
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Disminuye el colesterol
La moringa ayuda a reducir los niveles de colesterol debido al betasitosterol, un nutriente que bloquea la acumulación de colesterol 'malo' y actúa como un agente antinflamatorio. El alto nivel de colesterol en la sangre está relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca.
Reduce la inflamación
Asimismo, esta planta contiene una mezcla de aminoácidos esenciales, fitonutrientes carotenoides que se encuentran también en zanahorias y tomates, además de antioxidantes y compuestos antibacterianos naturales que imitan los efectos de los fármacos antinflamatorios. Es también una fuente de omega-3, que también ayuda a combatir las alergias. Un estudio publicado en la revista Allergy encontró que las personas que tienen una dieta rica en ácidos grasos omega-3 eran menos propensas a sufrir de alergias.
Los extractos solubles en agua de plomo con moringa se han promocionado para ayudar a tratar varios tipos de cáncer, incluyendo el de pulmón, de mama y de piel. En un estudio publicado en la revista Oncología Letters los investigadores investigadores encontraron que aproximadamente el 97% de las células cancerosas murieron con dosis altas de esta mezcla. Asimismo, ayuda a la prevención: se observó hasta un 80% de inhibición del crecimiento bajo altas dosis de agua de plomo con moringa.
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Mejora la salud digestiva
Las propiedades antinflamatorias de la Moringa y su alto contenido en fibra la han convertido en una planta ideal para tratar problemas digestivos como las úlceras de estómago, las enfermedades hepáticas o daño renal, entre muchos otros trastornos. El polvo de Moringa contiene un 31% de fibra, lo que ayuda a que los alimentos se muevan suavemente a través del sistema digestivo para descomponerse y asimilarse en el cuerpo. La fibra también puede contribuir al adelgazamiento, porque nos hace sentir llenos durante más tiempo, mientras que ayuda también a un metabolismo saludable.
La planta contiene elementos antienvejecimiento que son beneficiosos para revitalizar la piel y rejuvenecerla. Un estudio de 2014, publicado en Advances in Dermatology and Allergology, estimó que el uso de cremas con 3% de extracto concentrado de hojas de moringa durante tres meses ayuda a mantener la suavidad de la piel y las arrugas entre otros aspectos. Los investigadores concluyeron que la crema de moringa realza el efecto de la revitalización de la piel, activando los efectos de antienvejecimiento en la piel.