Según esta teoría, la comprensión de la inevitabilidad de la muerte genera una gran frustración en las personas, algo que se manifiesta en la religiosidad, que, junto con la cultura, está destinada a aliviar, suprimir o hacer aceptar este temor.
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Para investigar este concepto, un equipo de científicos británicos, neozelandeses y australianos realizó un metaanálisis de un centenar de estudios sobre el tema, realizados a lo largo de las últimas cinco décadas con la participación total de unas 26.000 personas —religiosas y ateas— con diferentes posturas en cuanto a la fe y la existencia más allá de la muerte.
El análisis reveló una correlación estadísticamente significativa, aunque débil, en las personas sinceramente religiosas: eran los que menos temían la muerte en comparación con las personas agnósticas o las que profesaban su religión de una manera superficial.
Pero lo peculiar es que la misma 'resistencia' ante el temor de la muerte la demostraron los ateos profesos.
Primero, se debe reconocer la falta de homogeneidad en los resultados obtenidos: en ciertos estudios, ninguna relación fue detectada. Además, la mayoría de las investigaciones analizadas fueron realizadas en EEUU y trataron mayormente las religiones abrahámicas, así que las conclusiones no son universales.
Pero ya la relación revelada es un paso significativo.
"El hallazgo hace más complicada la idea vigente de que la religiosidad disminuye el temor de la muerte. Es perfectamente posible que el ateísmo también ayude a reconciliarse con la muerte, o que la gente que no teme morir no sienta la necesidad de adoptar una religión", comentó el líder del estudio, Jonathan Jong.
