Sputnik le entrevistó cerca de la ciudad de Nizhni Nóvgorod, cuando ya había dejado atrás los primeros 400 kilómetros.
"He roto solo un par de zapatillas y tengo otros 25 en reserva, espero que sean suficientes hasta Pekín", dice.
Kaper añadió que hasta ahora la carrera se le da "bastante fácil".
Le acompañan una autocaravana donde dispone de ducha, frigorífico y cocina, así como toda una comitiva de cámaras, fotógrafos y auxiliares, encabezados por el director del proyecto.
Cada día el atleta cubre 35 kilómetros, amenizándose el camino con conversaciones casuales y el estudio del mandarín.
A lo largo del recorro algunas personas se suman y le hacen compañía durante un rato "para hacer su aporte y tender este puente humano hasta China".
Cada día aprende diez palabras en chino "para poder hablar un poco cuando llegue a Pekín".
Con su carrera de 8.000 kilómetros Kaper confía dejar atrás el maratón más largo del mundo.
Sin embargo, el diario China Daily informó hace unos días que tiene un rival.
Kai Markus Xiong, de 44 años, salió el pasado domingo de Hamburgo en el norte de Alemania para recorrer la legendaria Ruta de la Seda y tras recorrer 12.000 kilómetros, llegar a la ciudad china de Shanghái.
"Me alegra que tenemos una afición común y que podamos conocernos de camino", comentó el 'Forrest Gump ruso', como ya tilda la prensa a Alexandr Kaper.
Al enterarse del proyecto de su colega alemán, dice que para el lo importante no es el récord ni la competición.
"Lo principal es el estado que me dan los viajes, y quiero que el maratón sirva a la unidad y no a la competencia", comenta.
En su vida habitual el intrépido viajero es empresario, aunque antes de instalarse en Moscú trabajó en la Fiscalía de Transbaikalia, en Siberia.
En octubre pasado Kaper, miembro de la Sociedad Rusa de Geografía, protagonizó su Maratón Pacificador de más de 150 kilómetros por los territorios abrasados por el conflicto armado de Donbás en el sureste de Ucrania.