En la grabación se ve cómo la dueña del perro le muestra la pinza, abriéndola y cerrándola como si fuera la mandíbula de un animal. El husky recula y se retira a la esquina de la habitación, mientras mira la pinza como si se tratara de un verdadero enemigo y rugiendo. El objeto de plástico, sin embargo, no representa ninguna amenaza para él.
Después, la mujer sigue adelante y coloca la pinza en la pata del animal. El husky trata de deshacerse de ella sin éxito y deja la pata en el aire, mirando con aire taciturno hasta que la dueña decide quitársela.
