Las empresarias contaron a Sputnik lo complejo del proceso que las llevó a 'conquistar' la capital de España. Al principio, solo tenían visado de turista y cierta cantidad de dinero. Pese a las estrecheces económicas, fueron capaces de alquilar un pequeño recinto en el centro de Madrid situado cerca del parque del Retiro y el museo del Prado, dos emblemas de la ciudad.
El consejo de abrir un salón de belleza lo recibieron de las mujeres rusas que vivían en España y se quejaban de los malos servicios de manicura y pedicura en el país. Resultó que las manicuristas españolas casi no dominaban el arte de la manicura y la pedicura. Por lo tanto, para enseñar al personal que contrataron, Sofya y Yuliya invitaron a varios especialistas de Moscú, quienes compartieron sus técnicas.
"Cuando inauguramos el salón era difícil encontrar clientela, especialmente en aquel barrio. Es una zona tranquila con un público respetable y restaurantes caros, adyacentes al hotel Ritz", comentan las propietarias. "Rara vez las españolas pasaban por nuestro local. Si lo hacían, al entrar se veían sorprendidas cuando les ofrecíamos nuestros diseños. Les parecían de mal gusto. Además, no estaban satisfechas con el tiempo que tomaba el procedimiento ni tampoco con su coste".
La situación cambió cuando el salón lo descubrió la actriz Blanca Suárez, musa de Almodóvar, quien se convirtió en cliente permanente. Habló del sitio en las redes sociales, tras lo cual se puso de moda y lo empezaron a visitar celebridades. Ahora, un 70% de sus clientes son españolas, y casi todas piden que se les adornen las uñas con distintos dibujos.
Tras sobreponerse a las dificultades, las empresarias siberianas lograron desarrollar su negocio y ocupar su propio nicho de mercado. En 2017, su salón, llamado Siberia, va a cumplir dos años. Les hacen entrevistas las cadenas de TV españolas, ya que el sitio se considera original para el arte del diseño de uñas. El dibujo más popular entre sus clientes es una matrioshka, la muñeca rusa tradicional.