El proyecto de ley de la Cámara Municipal pretende reducir el consumo poniéndose difícil al cliente, que a partir de ahora si quiere poner más sal a su plato tendrá que pedirle al camarero uno de los pequeños saquitos de sal individuales.
El presidente de la Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes en Minas Gerais, Ricardo Rodrigues, dijo ser contrario a la medida porque supone un coste para los pequeños propietarios y porque "uno de cada tres bares trabaja en números rojos", según recoge la prensa local.
Con esta medida Belo Horizonte sigue los pasos del estado de Espírito Santo, que aplicó una medida similar en julio del año pasado.
En aquel momento la norma causó polémica y el propietario de un bar de la capital del estado, Vitória, decidió esquivar la prohibición colgando los saleros del techo, de manera que estaban al alcance de los clientes, pero no sobre la mesa.