Dos residentes de la ciudad de McKeesport, en el estado de Pennsylvania, EEUU, fueron encontrados muertos en su casa después de que su hija de 7 años le dijera a un empleado de su escuela que no había podido despertar a sus progenitores por la mañana, de acuerdo con el Departamento de Policía del Distrito de Allegheny, Pensilvania.
La niña le dijo a un monitor del autobús escolar que no quería ir a casa porque sus padres "no se habían movido" en más de dos días y "estaban cambiando de color", según el teniente Andrew Schurman, del Departamento de Policía del Distrito de Allegheny.
Los fallecidos fueron identificados como Christopher Dilly, de 26 años de edad, y Jessica Lally, de 25 años. Los dos eran padres de cuatro hijos: de 9 meses, de 3 y 5 años y de la niña de 7, que fue la que alertó al empleado de la escuela. Tres de los niños estaban en la casa en el momento en el que los cadáveres de sus padres fueron descubiertos por la policía.