Gerrit Crummenerl, que reside en las afueras de Leipzig, es un gran conocedor de este tipo de coches. Se dedica a buscar modelos de coches antiguos por toda Europa y —sorprendentemente— logra encontrar algunos vehículos en perfecto estado, de acuerdo al artículo del medio alemán.
"A día de hoy, prácticamente no existen este tipo de coches en el mercado y la demanda es bastante grande", comentó en una entrevista con el medio. Sus clientes son, en su mayoría, "antiguos ciudadanos de la socialista República Democrática Alemana (DDR), que eran niños o jóvenes en aquel tiempo, y que quieren conducir el coche de su padre o de su tío sin tener que repararlo constantemente".
Para algunas personas, tener un coche antiguo es un sueño de toda la vida y, para cumplirlo, están dispuestos a pagar entre 8.000 y 12.000 euros. Uno de estos propietarios es Ronald Hoth, de 46 años, que tiene un Lada Samara del año 1988.
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Pasados 28 años desde que lo compró, asegura recordar perfectamente el momento en el que visitó una exhibición con sus padres y aplastó su nariz contra los vidrio del coche para ver su interior.
"Siempre teníamos coches usados, sin cinturones de seguridad. Ahí es cuando entendí que era el coche de mis sueños. Y ahora, lo conduzco. El coche huele bien —a las alfombras de goma— y se desplaza de manera muy suave", destacó.
El profesor Christoph Bilits, de 51 años, tiene un Fiat 125 fabricado en 1978 en Polonia. "Cuando era niño, nuestro vecino tenía un coche así. Solía escuchar tras la puerta cuando él conducía hasta su casa. ¡Qué aparición tan elegante! Durante mucho tiempo, quise tener un coche de este tipo. Ahora, tengo dos, uno blanco y uno azul, ya que no pude elegir cuál me gustaba más", afirmó.
