Según el informe de la Comisión para los Derechos Humanos en Afganistán, el año pasado hubo en este país asiático 77 casos de prisioneros torturados. Esta cifra es 10 veces superior a la del año 2000. Las localidades donde se realizaron están controladas por las fuerzas occidentales, subraya el documento.
El jefe de la Comisión para los DDHH en Afganistán, Sima Samar, relató en una entrevista a Sputnik que, en el pasado, la mayoría de los torturados estaba bajo sospecha de colaborar con los talibanes. Se emplearon castigos físicos hasta que los sospechosos hicieron una confesión.
Entonces fueron empleados diferentes tipos de abusos, "desde golpes a electricidad, desde azotes con palos de madera hasta golpes con culatas de fusiles, pasando por forzar a las víctimas a estar a pie e, incluso, latigazos".
Samar agregó que, hasta hoy, ninguno de los culpables de haber empleado técnicas de tortura ha sido castigado.
Esto sucede en las instituciones penitenciarias que están bajo la jurisdicción del ministerio del Interior, la Organización para la Seguridad Nacional, y diferentes órganos judiciales.
"Nos oponemos a las torturas y esperamos que en el futuro, estos actos antiislámicos e inhumanos no se repitan con ninguno de los condenados. Pero solo se puede cambiar la situación una vez se realice una investigación a fondo por parte de las personas autorizadas y de las fuerzas de seguridad del país", cerró Sima Samar.