Un minuto y veintiún segundos fueron suficientes para que Whitney Way Thore, de 31 años, se convirtiera en una estrella mundial. La desinhibida bailarina protagonizó un vídeo en el que muestra todas sus destrezas en la pista. Actualmente la coreografía ha sido reproducida más de 8,6 millones de veces.
"No tengo curvas, tengo el trasero gordo, pero también soy fantástica", se presenta Thore en otro de sus vídeos. La artista sufre de un desorden hormonal y por eso pesa más de 170 kilos. Admite que cuando fue a la universidad sufrió por las burlas y el rechazo por parte de sus compañeros. A los 21 años le diagnosticaron síndrome de ovario poliquístico (SOP), que ocasiona dificultades para convertir los azúcares y almidones de los alimentos en energía. El exceso de azúcar permanece en el torrente sanguíneo y cuando llega al hígado se convierte en grasa.
Sin embargo, ella nunca se rindió y hoy es la protagonista de 'Gran-diosa' ('My Big Fat Fabulous Life'), una serie que muestra cómo es la vida de una joven con sobrepeso. En el programa se busca transmitir un mensaje: que las personas se acepten como tal como son, sin necesidad de seguir los cánones de belleza de la industria de la moda. También se creó la campaña #nobodyshamecampaign (campaña de cuerpos sin vergüenza).
En mayo, Thore, que vive en Carolina del Norte, publicó el libro 'I do it With the Lights on: And 10 More Discoveries on the Road to a Blissfully Shame-Free Life' (Lo hago con la luz encendida y otros 10 descubrimientos para llevar una vida dichosa libre de vergüenza). "En el texto cuento cómo he logrado sentirme cómoda y orgullosa de mí misma, también cómo mostrar la piel es más difícil en el dormitorio, donde nos sentimos más vulnerables. Esa fue mi prueba de fuego. Una vez que pude tener sexo con la luz encendida supe que lo había conseguido", declaró en una entrevista con la revista People.
