El arqueólogo del Distrito de Jerusalén del AAI, Amit Reem, ha afirmado que quedó impresionado al saber que un par de pequeñas puertas de madera en el suelo de un salón escondían el baño ritual.
"Estos ejemplos de encontrar antigüedades bajo una casa privada solo pueden darse en Israel, especialmente en Jerusalén", ha dicho Reem al diario israelí The Jerusalem Post.
Ein Kerem es un lugar importante para los cristianos porque, según el Nuevo Testamento, en este lugar nació San Juan Bautista; su madre, santa Isabel, era prima de la Virgen María y se reunió con ella en esta localidad.
El mikve, tallado en la roca, está intacto y mide 3,5 metros de largo y 2,4 metros de ancho.
Tiene una profundidad de 1,8 metros y está "revocado meticulosamente según las leyes de la pureza que aparecen en la halacha (ley judía)", ha dicho Reem.
El baño consta también de unas escaleras para bajar hasta la pequeña piscina y en él se encontraron vasijas y potes del primer siglo, del tiempo del Segundo Templo judío, ha indicado Reem.
La AAI ha entregado hoy a la familia de la casa un certificado de honor por haber comunicado el hallazgo de algo tan valioso en su hogar.