En vistas a esta situación, su caso adquiere especial importancia para defensores de derechos humanos, declaró en una entrevista con Sputnik el asesor de derechos humanos de Amnistía Internacional Brasil, Maurício Santoro.
"Debido a la gravedad del estado de Gularte y aunque Amnistía Internacional se oponga frontalmente a cualquier castigo de pena de muerte, la situación de este brasileño tiene varios agravantes que hacen que el caso adquiera mucha más relevancia para nosotros", declaró. Detenido en 2004 por tráfico de drogas y diagnosticado con esquizofrenia, Gularte podría convertirse en el segundo brasileño fusilado en el extranjero tras la ejecución el pasado 17 de enero de Marco Archer Cardoso Moreira.
"Durante la década que estuvo preso Rodrigo desarrolló problemas psiquiátricos muy graves como la esquizofrenia. Perdió la lucidez hasta el punto en que hoy día la relación con su abogado y la conciencia que él mismo tiene sobre su situación es muy limitada", aclaró Santoro recordando que Gularte intentó suicidarse en 2006 y que "ha perdido 15 kilogramos de peso desde su detención".
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— Notimérica (@notimerica) 30 января 2015
Santoro apeló finalmente a que el Código Penal de Indonesia impide que la pena de muerte sea aplicada a aquellos presos que padezcan algún tipo de enfermedad o trastorno mental y que "por motivos humanitarios" Gularte debería ser conducido a un hospital psiquiátrico para iniciar tratamiento.
Rodrigo Gularte, de 42 años, fue detenido en 2004 al intentar introducir 6,6 kilogramos de cocaína ocultos en 8 tablas de surf. El Gobierno indonesio anunció su ejecución a lo largo de este mes de febrero.