¿Comer o no comer insectos… en Rusia?

© Fedor VilnerChapulines en un mercado de México
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Los expertos de la ONU volvieron a poner sobre la mesa el debate sobre la seguridad alimentaria en el mundo con un llamamiento a consumir insectos para combatir el hambre. Comer bichos, según ellos, es saludable y nutritivo. En Rusia esta recomendación causó cierta controversia.

Los expertos de la ONU volvieron a poner sobre la mesa el debate sobre la seguridad alimentaria en el mundo con un llamamiento a consumir insectos para combatir el hambre. Comer bichos, según ellos, es saludable y nutritivo. En Rusia esta recomendación causó cierta controversia.

“Como médico, entiendo que los insectos y sus larvas son una fuente rica y bastante asequible de proteínas y minerales, como hierro, calcio y cinc.

Además, su producción no daña el medio ambiente”, dijo a RIA Novosti la nutricionista Liudmila Denísenko.

Sin embargo, su juicio personal es diferente. “Como persona cuyos hábitos gastronómicos difieren de los de la tercera parte de la población mundial, que ve en los insectos un manjar nutritivo, mi primera reacción (a la recomendación de la ONU) fue ‘¡Qué asco!’”, reconoce.

La experta admite que hasta ahora nada, ni siquiera un viaje a Asia, le ha hecho cambiar la percepción negativa acerca del consumo de escarabajos, lagartijas y otros bichos.

“Incluso consciente de que pueden llegar a ser provechosos y sabrosos – pues millones de personas no pueden estar equivocadas – no los probé y no creo ser la única”, confiesa.

La nutricionista se mostró convencida de que su opinión la compartiría el 99% de los rusos, si se llevara a cabo el respectivo sondeo.

Las causas del rechazo, en su opinión, van más allá de los gustos culinarios de cada uno.

“A pesar de los componentes beneficiosos que pueda llegar a tener esta comida, nuestro organismo, me refiero a los habitantes de Rusia y ex repúblicas soviéticas, no está preparado para digerirla. Nos faltan las enzimas necesarias”, explica.

Para Denísenko, “este alimento exótico a duras penas resultaría beneficioso” para los rusos, más aún si se suman a ello las emociones negativas que implicarían los intentos de consumirlo.

Otra cosa sería si los científicos aprenden a “extraer” las proteínas y los minerales de los insectos.

“Sería posible enriquecer ciertos productos (como se hace ahora con el pan, por ejemplo) con estos nutrientes o emplearlos en la preparación de otros, sírvanse como ejemplo las chuletas de la leche de soja o embutidos”, sugiere.

La experta no descartó la aparición de fuentes alternativas de proteínas en un futuro para combatir el hambre, pero por ahora, dice, lo de comer insectos “es una recomendación, no más”.

La calle opina

RIA Novosti realizó un mini-sondeo entre moscovitas sobre su disposición de acatar la recomendación de los expertos de la ONU.

Una risa desconcertada y un rotundo “¡Qué asco!”, fueron la reacción común a la inusual pregunta.

Muchos aprovecharon la ocasión para sacar su lado bromista con chistes sobre “una barbacoa de saltamontes” que organizarían si se les prestara la oportunidad.

Pero también hubo quienes abordaron el asunto con seriedad. Hasta que no veamos que los expertos de la ONU predican con el ejemplo, no daremos importancia a este tipo de consejos, aseguraron algunos encuestados.  

Por Anush Janbabyan

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