Funcionarios federales de ambos países celebraron un "reunión del Subgrupo Binacional sobre Tráfico de Armas, en la que abordaron la estrategia de seguridad en las fronteras de ambos países para congelar el flujo de armas que ingresa a nuestro país".
Las autoridades estadounidenses comprometieron el esfuerzo de la administración del presidente Donald Trump para "enfrentar de manera firme el tráfico de armas que opera de manera trasnacional y reiteraron su disposición de trabajar en planes de acción conjuntos y maximizar la eficacia de los esfuerzos a través de la inteligencia".
Los asistentes acordaron tener reuniones ejecutivas cada 15 días, además de "desburocratizar las respuestas institucionales, y sellar las fronteras, cada país desde sus responsabilidades y en un ámbito soberano".
Por la parte estadounidense, solo fue reportada la participación del embajador de ese país en México, Christopher Landau, que fue recibido por el canciller Marcelo Ebrard.
El pasado 12 de septiembre ambos países acordaron realizar un monitoreo mensual conjunto del tráfico de armas, como contraparte a un acuerdo en el México se compromete a contener en su territorio el flujo de migrantes, que se redujo casi 60% en los últimos tres meses.
Como resultado de la evaluación de 90 días de las acciones mexicanas de contención de indocumentados, la citada fecha se creó un sistema de vigilancia conjunta para monitorear las armas que salen de EEUU, donde la compraventa es legal, y vigilar unas 200.000 armas que ingresan anualmente a México, donde son ilegales.
El Gobierno de México estima que 70% de las armas de fuego utilizadas para perpetrar asesinatos en este país proceden del tráfico ilegal desde EEUU, según un informe oficial.
La mayoría de las armas decomisadas en México procede de estados fronterizos de EEUU: el 41% de Texas, 19% de California, y 15% de Arizona.