Hoy martes el jefe adjunto del equipo de observadores de la OSCE en Lugansk, Arne Dalhaug, recordó que este no es un caso aislado y que la misión sufrió siete ataques en lo que va de año.
"Los observadores corren riesgo constantemente, nuestro equipo se vio en peligro en siete ocasiones desde el comienzo de 2017", dijo Dalhaug a los periodistas.
"Es necesario recopilar todos los datos y no permitir que esta tragedia se convierta en caldo de cultivo para nuevas especulaciones políticas", declaró Lavrov que calificó la explosión de "acción cínica".
La parte norteamericana, consternada por la muerte de su ciudadano, instó a Rusia "a utilizar su influencia en los separatistas para que la OSCE pueda llevar a cabo una investigación exhaustiva, transparente y diligente", dijo el portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner.
Hoy el ministro ruso Lavrov se reunió con el secretario general de la OSCE, Lamberto Zannier, que está en Moscú con motivo de la conferencia de seguridad que se celebrará los días 26 y 27 de abril.
Zannier mostró en su reunión con el canciller ruso la determinación de "llevar a cabo la investigación lo más pronto posible" y realizó un llamamiento para "castigar a los responsables".
Asimismo recalcó que la organización no se doblegará y continuará el trabajo en Ucrania "pese a este horrible incidente".
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Lavrov a su vez insistió también en una "investigación rápida" pero enfatizó que sea "imparcial y transparente" y cuente con la participación de la "Misión Especial de Observación, el Grupo de Contacto (Rusia, Ucrania y la OSCE) y el Centro Conjunto de Coordinación y Control".
Al mismo tiempo el diplomático jefe ruso mostró su convencimiento "de que se deben reforzar las medidas para garantizar en las misiones una seguridad apropiada", algo que solo se logrará "intensificando el trabajo" en el marco de las organizaciones mencionadas.
En la misma línea se pronunció Zannier que anunció que la misión cumplirá a partir de ahora las medidas de seguridad con mayor atención.
"También trabajaremos durante los próximos días y semanas con los países miembros que nos ofrecen colaboradores" y considerando ante todo "garantizar la seguridad física de nuestros observadores", destacó el secretario.
La Misión Especial de Observación se compone de más de 700 observadores civiles de unos 40 países miembros y empleados locales que trabajan como intérpretes, ayudantes administrativos y asesores.
La misión, cuyo mandato permite ampliar la plantilla a 1.000 personas, tiene la sede en Kiev y equipos de observadores en Jersón, Odesa, Lvov, Ivano-Frankovsk, Járkov, Donetsk, Dnipro, Chernovtsi y Lugansk.
La mayoría de los observadores, unos 600, trabajan en las regiones de Donetsk y Lugansk, zona de un conflicto que, según la ONU, ha causado más de 10.200 muertos desde abril de 2014.