En la noche del 22 de julio, un joven alemán de ascendencia iraní se puso a disparar indiscriminadamente contra los transeúntes cerca el centro comercial Olympia, en Múnich.
“Debemos continuar haciendo todo lo posible para limitar y controlar estrictamente el acceso a las armas letales”, dijo el líder de los socialdemócratas de centro-izquierda a Berliner Morgenpost.
Agregó que las autoridades alemanas están investigando cómo el atacante de Múnich había accedido a un arma pese a las señales que tenía significativos problemas psicológicos.
El tiroteo se saldó con 10 muertos, incluido el autor del ataque que se pegó un tiro, y 27 heridos. De momento, todo apunta a que el atacante no estaba vinculado a radicales políticos y religiosos.