Adelantada por el New York Times, la medida podría anunciarse en las próximas horas.
Se trata así del primer golpe de efecto presidencial en un capítulo, el de la impunidad con la que actúan agencias como la NSA; especialmente ante quienes lo apoyaron como vacuna a las políticas auspiciadas por la administración Bush.
Pero Obama no irá mucho más lejos y, por ejemplo, los espías seguirán "recolectando" a granel todas las llamadas telefónicas "entre EEUU y el extranjero".
Los cambios, en definitiva, no serán recibidos con demasiado entusiasmo por los halcones de la seguridad, que acusan a Obama de "blando", aunque es difícil que contenten a los expertos en leyes y asociaciones en defensa de los derechos civiles que en los últimos años han denunciado el recorte de la privacidad en nombre de la defensa nacional y la lucha antiterrorista.
"Las nuevas normas", dice el New York Times, "también institucionalizarán un examen periódico, controlado por la Casa Blanca, del seguimiento de los líderes extranjeros".
Al respecto el periódico neoyorquino recuerda que nadie en su día informó al presidente de que sus agentes habían espiado a Angela Merkel.