"La colitis es un importante problema de salud pública en EEUU y en otros países occidentales", destaca Hasan Zaki, profesor de patología del centro médico de la Universidad de Texas Southwestern, quien dirigió el estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
Debido a que la prevalencia de la enfermedad es mucho más alta en los países occidentales, los investigadores consideran la dieta occidental alta en grasa, azúcar y proteína animal como un posible factor de riesgo. Las grasas saturadas ya han confirmado su papel en la inflamación del colón, pero el rol del azúcar aún está por estudiar.
Según el reciente estudio, los ratones alimentados con dietas altas en azúcar desarrollaron una peor colitis y en el intestino grueso tenían más bacterias susceptibles de dañar la capa de mucosidad protectora del intestino.
Durante el experimento, los científicos de la Universidad de Texas alimentaron a ratones con una solución de agua con una concentración del 10% de diversos azúcares —glucosa, fructosa y sacarosa— durante siete días. Los ratones que estaban genéticamente predispuestos a desarrollar colitis, o a los que se les administró un producto químico que induce la colitis, desarrollaron síntomas más graves si también consumían azúcar.
Las bacterias que producen enzimas que degradan la mucosidad, como la Akkermansia, se encontraron en mayor número, mientras que otros tipos de bacterias buenas, como Lactobacillus, se volvieron menos abundantes. La capa de mucosidad protectora en el intestino grueso también adelgazó.
Aunque la glucosa tuvo un mayor efecto, "los tres azúcares alteraron profundamente la composición de la microbiota intestinal", concluye el estudio. Estos datos sugieren que la ingesta de azúcares simples predispone a la colitis y acelera su patogénesis mediante la modulación de la microbiota intestinal en los ratones.