"Creemos que las nuevas vacunas que se basan en las nuevas plataformas deben ponerse a pruebas para detectar las posibles consecuencias a largo plazo incluso si ya han pasado por la tercera etapa de ensayos", declaró en referencia a la reciente suspensión del ensayo de la vacuna AstraZeneca en EEUU luego de que un participante desarrollase una grave enfermedad neurológica grave.
Más tarde, otro voluntario se enfermó de la mielitis transversa, un trastorno neurológico causado por una inflamación de la sustancia gris y blanca de la médula espinal.
"El proceso de revisión estándar provocó una pausa voluntaria en la vacunación en todas las pruebas globales para permitir la revisión de los datos de seguridad por parte de los comités independientes y reguladores internacionales", declaró, a su vez, la compañía británica.
Tsarenko, por su parte, explicó que "la incidencia anual de la mielitis transversa oscila entre los 1,34 y 4,60 casos por millón [entre 0,00000134% y 0,00000460%]. La probabilidad de tener dos casos de mielitis transversa en el ensayo de AstraZeneca —lo que supuestamente sucedió— es de menos de 1 en 22.000 (0,00495%)".
El profesor ruso subrayó que, a diferencia de la vacuna desarrollada por la empresa AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford, la vacuna anti-COVID rusa Sputnik V, creada por los científicos del Centro Gamaleya, se basa en una plataforma de vectores adenovirales humanos previamente aprobada, altamente segura y eficiente.