Además del cáncer de cerebro, se cree que su terapia innovadora ayudará a curar el de mama y de pulmón, el melanoma y las neuroblastomas. La mitad de estos tipos de tumores suele detectarse muy tarde, cuando el tratamiento conservador ya no resulta eficaz.
No es un secreto que en la superficie de muchas células cancerosas se encuentran numerosas moléculas, llamadas gangliósidos GD2 o antígenos GD-2. Los estudios han demostrado que estas moléculas son capaces de potenciar que las células tumorales se destruyan a sí mismas bajo el efecto de los llamados anticuerpos: moléculas producidas por el sistema inmunológico.
El proyecto implica desarrollar fármacos especiales basados en el radioisótopo galio-68 para practicar ensayos radioinmunológicos, y los que contienen isótopos —el actinio-225 (Ac-225) y el bismuto-213 (Bi-213)— para implementar la terapia. Las últimas incluirán también los anticuerpos que atacarán los gangliósidos GD2, como balas golpeando un blanco.
Como resultado de su trabajo, los investigadores planean obtener una sustancia farmacéutica con la dosis del Ac-225 necesaria para producir un fármaco y construir una fuente que genere el Bi-213 a partir del Ac-225.