El modelo ofrece una serie de escenarios que fueron tomados en consideración por el Gobierno a la hora de implementar medidas para detener a la pandemia, entre las que se incluye el distanciamiento social, de acuerdo con el medio israelí Haaretz.
Sus cálculos revelaron que con una tasa de contagio baja, 22.000 ciudadanos de este país sufrirían una forma crítica del coronavirus y 8.600 morirían antes de que la epidemia fuese controlada. Con una tasa de contagio alta, el número de casos críticos se diagnosticaría en 54.000 personas mientras que el de los fallecidos llegaría a 21.600 personas.
Bajo el primer escenario, unas 130 personas se encontrarían cada día en una condición crítica en los hospitales. El número de estos pacientes aumentaría hasta las 1.450 personas en el segundo escenario y sería insoportable para el sistema sanitario de Israel. En los casos intermedios la cifra de los infectados en el estado crítico variaría entre 340 y 580 personas al día.
La tasa de contagio alta aumentaría la demanda de las camas hospitalarias hasta 42.500 unidades durante el pico epidémico mientras que 14.000 lechos se necesitarían en los cuidados intensivos. Ahora, los hospitales de Israel cuentan solo con 16.000 camas y solo varias centenas están en los cuidados intensivos. Como resultado, el sistema sanitario de Israel finalmente llegaría a colapsar, concluyen los investigadores.
Si se registrase la tasa de contagio baja, los hospitales en Israel tendrían que haber dispuesto de unas 4.000 camas en el pico epidémico y deberían haber contado con unos 1.300 lechos en cuidados intensivos.
El modelo también pronosticó la posible tasa de mortalidad para las personas de distintas edades. En particular, revelo que la tasa de mortalidad seria baja para los pacientes hasta 50 años, constituiría un 7,9% para las edades entre 50 y 59 años, un 24,1% para los infectados entre 60 y 69 años y 30,3% para los entre 70 y 79 años.