De acuerdo con el estudio, que fue publicado por la revista Journal of the American Geriatrics Society, los científicos japoneses observaron a 1.517 personas durante una década. En ese período, 294 voluntarios desarrollaron demencia y 282 murieron.
Los investigadores nipones también descubrieron que el incremento de la actividad física es capaz de nivelar los efectos negativos que suelen ser causados por la falta de sueño.
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En mayo, científicos de la Universidad de Estocolmo publicaron un artículo en el que afirmaron que el sueño prolongado durante los fines de semana puede compensar el cansancio acumulado durante la semana y prevenir el riesgo de que un adulto sufra muerte prematura.
Asimismo, los científicos suecos constataron que los mayores de 65 años necesitan dormir menos que quienes todavía no han alcanzado esa edad.