Así, el fármaco no reduce directamente la dependencia al alcohol, sino que hace que el paciente 'se sienta bien' mientras se abstiene de beber.
Según sus responsables, el nuevo fármaco está recibiendo buenas críticas de la comunidad científica. Los pacientes que lo han podido probar parecen haber reducido su dependencia, aunque Kalvins se esfuerza en dejar clara una cosa: no se debe tratar como un medicamento.
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"Lo vuelvo a repetir: este nuevo fármaco no es un medicamento, sino un medio para ayudar a luchar contra el alcohol para aquellos que quieren dejar de beber. El fármaco no te ayudará si estás en compañía de un amigo que te anima a beber. En este caso lo que se necesita no es un medicamento, sino fuerza de voluntad", ha querido dejar claro Kalvins.
Asegura que cuando el alcohólico empieza a tomar el fármaco, "comienza a sentir físicamente sus efectos".