En su investigación, el equipo de psicólogos estadounidense, liderado por Elaine M Boland, del Centro Médico de Veteranos en Filadelfia, estudió 66 trabajos independientes dedicados a los vínculos entre el insomnio y la depresión realizados entre los años 1974 y 2016 y publicados en los portales académicos PubMed y PsycINFO.
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Al analizar los textos, los investigadores llegaron a la conclusión de que la restricción del sueño puede ser beneficiosa en los tratamientos por depresión. Al menos el 60% de los pacientes con trastornos depresivos severos mostraron una recuperación inmediata cuando fueron privados del sueño.
Al mismo tiempo, la privación de sueño crónica puede causar fatiga, somnolencia diurna, torpeza y pérdida o aumento de peso, además de afectar negativamente al cerebro y las funciones cognitivas de una persona.