Malas nuevas para los aficionados a las hamburguesas

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Un solo plato graso, como una hamburguesa con queso y papas fritas, es suficiente para alterar el metabolismo en el cuerpo humano y provocar cambios asociados con enfermedades del hígado o hasta diabetes, revelaron los científicos.

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Los científicos tienen malas noticias para las personas a las que les gusta la comida grasa. Resulta que los platos ricos en contenido graso pueden reducir la sensibilidad del organismo a la insulina, aumentado de inmediato los niveles de grasas vinculados con el desarrollo de las enfermedades del corazón.

Mientras los cuerpos de los que hacen deporte pueden recuperarse del pollo frito o la pizza, si esto se convierte en una comida regular el daño puede ser duradero.

Investigadores del Centro de diabetes alemán en Dusseldorf dieron a tomar a 14 hombres esbeltos y saludables de edad entre 20 y 40 años, un aceite con sabor de vainilla o agua corriente.

La bebida de aceite de palmera contenía la misma cantidad de grasa que una pizza de pepperoni o un cheeseburger con una porción grande de papas fritas.

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Las pruebas mostraron que el consumo del aceite resultó en el aumento inmediato de la acumulación de grasa y redujo la sensibilidad a la insulina, la hormona vital que regula el azúcar en la sangre.

Esto también incrementó los niveles de triglicéridos, un tipo de grasa vinculado con las enfermedades del corazón, alteró la función del hígado y causó cambios asociados con la esteatosis hepática —también conocida como hígado graso—.

Una sola porción de un plato con alto nivel de grasa "probablemente será suficiente para inducir  la resistencia transitoria de insulina así como para perjudicar el metabolismo hepático", dice el informe del grupo de los científicos publicado en la revista Journal of Clinical Investigation.

"Asumimos que las personas esbeltas y saludables son capaces de compensar adecuadamente la ingesta excesiva de los ácidos saturados con grasas, sin embargo la exposición repetitiva a estos nutrientes al fin y al cabo puede causar la resistencia crónica a la insulina", se añade.

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Ha sido descubierto que el aceite de palmera reduce la sensibilidad a la insulina en un 25 % en todo el cuerpo, mientras el mecanismo que genera la glucosa de los productos sin carbohidratos se hicieron 70% más activos.

Los niveles de glucagón —la hormona que detiene la caída del azúcar en la sangre— también subieron. Efectos parecidos fueron observados en ratones que también se sometieron al tratamiento con aceite de palmera.

El estudio no involucraba a mujeres y no comparó los efectos de la grasa saturada con otros alimentos como proteína o grasa no saturada.     

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