La víspera, el senador estadounidense del Partido Republicano John Thune propuso comprar los sistemas rusos S-400 de Turquía para solucionar los desacuerdos con Ankara.
"Para exportar productos militares, el comprador de nuestros equipos debe presentar a Rusia un certificado de usuario final. Por lo tanto, la transferencia o la reexportación a terceros países sin el permiso oficial de Rusia son imposibles", dijo Vorobiova.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el sistema puede alcanzar blancos que se encuentran a alturas de hasta 30 kilómetros.
Turquía firmó en diciembre de 2017 el primer contrato con Rusia para la compra de los S-400 por un valor de 2.500 millones de dólares.
Washington había exigido que Ankara renunciara a esa transacción y comprara los Patriot estadounidenses, incluso amenazó con cancelar la venta a Turquía de novísimos cazas F-35 e imponer sanciones de acuerdo con la Ley Caatsa (Ley para Contrarrestar a los Adversarios a través de Sanciones).
Pero Ankara se negó a hacer concesiones, y aseguró que su propósito de adquirir los sistemas rusos seguía siendo firme.
En septiembre pasado Rusia completó el primer contrato con Ankara.