El año pasado, el menú incluía una ensalada de cangrejo de Kamchatka, calabacín a la parrilla con camarones, vieira de Sajalín con brócoli, salmón con soufflé de papas, pollo con apio y verduras y, para el postre, se ofreció una cúpula de bayas con helado con miel.
Sputnik habló con el legendario chef del Kremlin, Anatoli Galkin, y averiguó cómo se suele preparar la recepción del 9 de mayo al más alto nivel, qué se bebe después del brindis del presidente y si hay alimentos prohibidos que nunca aparecerán en la mesa del jefe de Estado.
— ¿Se tienen en cuenta las preferencias gastronómicas de los líderes de Estado al preparar la recepción de gala?
— Si hablamos del Gran Palacio del Kremlin, el banquete es muy grande, con 5.500 asientos. El menú que se ofrece es más o menos parecido a la cocina rusa: debe haber surtido de carne y pescado y buenos entrantes. Nuestros veteranos ya son muy mayores, así que no debe haber algo muy duro en el menú que sea incómodo de comer. Si es una empanada, debe ser pequeña para ser comida en dos mordiscos.
— ¿Cómo se discuten los platos que se servirán en el banquete?
— Lo importante es que en el transcurso de 20 o 30 minutos a los invitados se les sirva toda la comida. Los aperitivos fríos ya están en la mesa, pero quedan más platos. Este no es un avión donde preguntan ¿pollo o carne? y continúan. El camarero pregunta a cada huésped, y normalmente hay dos tipos de pescado y carne para elegir. Es muy laborioso, así que, por supuesto, todo es negociado de antemano por los tecnólogos y chefs, quienes calculan cuánto tiempo hace falta para cocinarlo y servir. Todo esto es un trabajo muy grande, y por lo general comienza ya después de la Nochevieja. Luego hay estudios, degustaciones, demostraciones y aprobaciones. Por supuesto, todo esto no llega al presidente, normalmente estos asuntos se resuelven a nivel de jefes y asistentes de la Administración, los responsables de este evento.
— ¿Se ha preparado alguna comida típica del frente de guerra para el 9 de mayo?
— Usted mencionó que la preparación del banquete comienza mucho antes. ¿Ha habido algún fallo, han corregido el menú de modo urgente?
— Bueno, tal vez se corrija algo, algún postre, pero no recuerdo ningún fallo. Nunca ha pasado. Ha podido haber un retraso, como cuando sacan los platos a una mesa al cabo de 17 minutos en vez de 15. Es que hay muchos islotes donde se distribuyen los platos, hasta 20. La cocina fue diseñada especialmente para que las salidas al salón pudieran organizarse desde todos los lados. Cada camarero tiene su propia posición, todos conocen el orden de distribución de los platos, todo está ensayado. Lo ensayan a lo largo de varios meses.
— ¿Es realista calcular cuántos productos se compran para la recepción?
— Si tomamos el plato principal, a los invitados se les ofrece para elegir esturión, filete de lomo de ternera, pollo, pato o ganso con manzana asada y algo dietético, por ejemplo, un conejo al vapor. Por regla general, entre el 50% y el 60% de los invitados escoge pescado, el 30% toman carne de ternera, entre el 10% y el 15%, pato o ganso, y solo un 5%, conejo. Por supuesto, todo se calcula con una reserva. Somos rusos, nos gusta tenerlo todo en abundancia. No es como si estuviéramos en el almuerzo de la reina Isabel, donde todo está calculado hasta el último detalle. En nuestro caso, tiene que haber mucho de todo.
— ¿Cuánto alcohol se sirve normalmente? ¿Basta para todos?
— Siempre se calcula que haya una botella por persona. Pero en cualquier caso, hay abundancia de todo, y de alcohol siempre sobra. Se suelen dar muchos brindis, pero no es necesario beberlo todo después de cada brindis, algunos simplemente tocan la copa con los labios. Cabe destacar que la gente que viene no es joven, nadie tiene veinte años, así que su salud no es perfecta.
— ¿Cuánta comida sobra después de los banquetes?
— Por regla general, quedan muchos aperitivos, algunas mesas no se tocan en absoluto. En las recepciones trabajan muchos artistas, camareros... Por supuesto, después de que todo termina, pueden comer algo de esta mesa, una manzana, por ejemplo. Pero no es costumbre sacar comida de un banquete.
— ¿Hay algún alimento prohibido que nunca aparecerá en la mesa del presidente? ¿Tal vez animales de caza que son difíciles de controlar?
— Eso depende de la primera persona. Puedo decir que a Leonid Brézhnev (llegué a conocerlo) le gustaba la caza, los patos salvajes. Por supuesto, fueron revisados, fritos, pero aun así le advertimos que tenía que comer con cuidado, podía haber perdigones. Mijaíl Gorbachov no soportaba la caza, nunca la comía y no se le ofrecía. Sí, podía comer un filete de pato, ganso o pavo, pero nunca un pájaro salvaje, sino uno ordinario, criado especialmente. Borís Yeltsin, aunque omnívoro, no era muy aficionado a los frutos del mar. Camarones, erizos de mar, ranas... no le gustaban. Raísa Gorbachova, la esposa de Gorbachov, tampoco comía esas cosas.
En cuanto a Vladímir Putin, nada del otro mundo. Le gustan unas buenas chuletas, el cordero, la ternera, tal vez algún pescado. En cualquier caso, no se diferencian mucho de una persona normal y corriente, como usted o como yo.