En el mar del Norte, en el océano Atlántico al llegar a Portugal, luego en el cruce transatlántico desde las islas Azores y en el recorrido desde Río de Janeiro (Brasil, este) a Montevideo (Uruguay), el buque de investigación fue azotado por un mar embravecido, con olas de hasta siete metros, al que si bien los marinos saben hacer frente, la tripulación civil compuesta por científicos debió acostumbrarse rápidamente.
"Tenemos tripulación de distinta procedencia, unos son militares, otros civiles, y es difícil para los civiles acostumbrarse a condiciones severas y al mando militar, nosotros los militares lo aguantamos todo (…)", comentó a Sputnik el capitán de fragata Alexander Shelestov.
Agregó que trabajar con los civiles "tiene sus emociones, sus particularidades, eso no sucede entre los militares, eso fue lo nuevo e interesante de este viaje" que durará seis meses.
El equipo científico, que ha realizado investigaciones oceanográficas en el buque, está compuesto por miembros de la Academia de Ciencias de Rusia, el Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo Ambiental, la Universidad Estatal de Moscú y la Sociedad Geográfica Rusa, entre otros.
Las olas de siete metros, que por momentos han cubierto hasta la parte más alta del buque según el capitán y jefe de la expedición Oleg Ósipov, no amedrentaron a los integrantes de la misión que llegará el 28 de enero a la base antártica Bellingshausen, en la isla Rey Jorge, y permanecerá cerca de un mes y medio en el continente blanco realizando investigaciones.
Una de ellas es navegar por el mar de Bellingshausen con el objetivo de recabar información para crear las cartas náuticas de la zona y descubrir los secretos que sus profundidades tengan para ofrecer.
"Es una de las regiones poco exploradas de la zona, creo que ahí hallaremos muchas más cosas no ordinarias que ordinarias", comentó Ósipov a Sputnik.
Viaje de homenaje
En una misión entre 2014 y 2015, el buque, comandado también por Ósipov, descubrió unas 20 nuevas zonas geográficas en su viaje por tres océanos.
La tripulación utiliza sensores y radares para llevar a cabo las investigaciones del fondo marino y el clima, pero también mapas en papel.
Ósipov explicó que las pantallas táctiles no resisten la humedad de la vida marina por lo que sus equipos prefieren confiar en el lápiz y el papel como hacían los buques de antaño.
Esta misión del buque de la Armada rusa se enmarca en las actividades por el 200 aniversario del descubrimiento de la Antártida, avistada por explorador imperial Fabian Gottlieb von Bellingshausen, y el 250 natalicio del almirante y geógrafo Iván Krusenstern.
Añadió que "los dos buques realizaron el viaje en dos años y durante esta expedición no perdieron a ningún tripulante, algo inusual en la época".
"Nuestro viaje está dedicado a ese evento, a los marinos que realizaron ese viaje", contó.
El buque ruso volverá a Montevideo en marzo cuando termine sus tareas en la Antártida y en la capital uruguaya organizará actividades con las autoridades locales.
"Vamos a jugar un partido de fútbol con Uruguay, un equipo de nuestro barco representando a Rusia", adelantó el capitán.
En marzo, tras zarpar de Montevideo, el barco de la Armada rusa seguirá su viaje alrededor del mundo que completará en junio con el regreso a su tierra natal.