Ekaikin participó en la redacción de un informe sobre los océanos y la criosfera que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU presentó a finales de septiembre pasado. Para el año 2100, según este documento, el 25% del permafrost situado cerca de la superficie (a 3-4 metros de profundidad) se habrá deshelado.
"Las zonas del permafrost en Rusia tienen pocos habitantes (un 4% de la población total), pero las infraestructuras son extensas", señaló Ekaikin.
Aunque las cañerías y demás infraestructuras suelen construirse con cimentación profunda, tomando en cuenta las variaciones estacionales, "la profundidad del deshielo empieza a cambiar ahora y el fundamento dejará de apoyarse en un terreno firme", advirtió el científico.
"El petróleo lo tenemos en esas regiones, en [la península de] Yamal y Siberia Occidental", dijo Ekaikin.
Otro peligro, según el experto, es la influencia del permafrost sobre el clima.
"Contiene grandes cantidades de CO2 y metano, sin que nadie sepa el volumen exacto [...] El informe estima que hay entre 1.460 y 1.600 gigatones de carbono orgánico en el permafrost, el doble del CO2 que hay ahora en la atmósfera", dijo Ekaikin
Una bomba de relojería venenosa se esconde bajo el permafrost de la Tierra https://t.co/vC98Y1GiUb pic.twitter.com/OBvae0Hvcr
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) February 9, 2018
Decenas o centenares de gigatones de dióxido de carbono y metano, añadió, podrían quedar liberados para el año 2100 debido al calentamiento global.
"Cuanto más gases hay, mayor es el efecto invernadero; cuanto más sube la temperatura, más profundo es el deshielo del permafrost y mayor el calor. Es un efecto cascada", resumió el científico.