No es un secreto que la cosa estuvo fea. En el momento más crítico, el fuego arrasaba una superficie total de tres millones de hectáreas al día (un poco más que el doble del territorio de Bahamas). En varias regiones, como la de Krasnoyarsk, la república de Yakutia, la provincia de Irkutsk y la república de Buriatia, fue declarado el estado de emergencia.
Mientras que ahora, aseguró Klínov, "la superficie de los incendios en el país se redujo hasta 270.000 hectáreas", y el estado de emergencia se mantiene solo en la región de Krasnoyarsk y en un distrito de la república de Yakutia.
Causas y consecuencias
Pero, ¿cómo ocurrió y por qué las autoridades permitieron la extensión del fuego a un territorio tan vasto?
El jefe en funciones de Roslesjoz achaca parte de esta situación a la falta de aeronaves.
"A menudo tardamos varios días en trasladar a los bomberos de una zona a otra, ya vemos cuánta superficie puede resultar quemada durante ese tiempo", confesó.
El propio primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, mencionaba la hipótesis de que los incendios en la provincia de Irkutsk fueran deliberados, para encubrir la tala ilegal.
Relató que "los servicios del orden no detectaron muchos incendios deliberados", y en esos casos, el objetivo no era ocultar la tala ilegal, sino "provocar un incendio pequeño prendiendo fuego a la hierba, y declarar que el bosque fue dañado por las llamas para luego recibir autorización para talar árboles "dañados".
Entretanto, el Comité de Investigación de Rusia analiza un expediente penal contra los funcionarios del Ministerio para Gestión Forestal de la región de Krasnoyarsk, sospechosos de no tomar las medidas necesarias para sofocar los incendios, y como resultado, el fuego se extendió a grandes áreas.
Las próximas batallas
El jefe en funciones de Roslesjoz advirtió que el cambio climático provocará más incendios.
"Los climatólogos y meteorólogos (...) prevén una extensión de las temporadas de sequía, sobre todo en la zona de crecimiento de los bosques septentrionales, es decir en la mayor parte del territorio ruso", dijo.
Este otoño boreal "se espera una nueva temporada de incendios naturales", advirtió, que podría afectar el Lejano Oriente, el Distrito Federal Sur, el Central, el Cáucaso del Norte, así como la cuenca del río Volga.
"No van a ser tan masivos como en verano, pero no descarto casos extraordinarios", agregó.
Cómo ganar la guerra al fuego
Según Klínov, en la actualidad las autoridades estudian tres opciones para resolver el problema de la falta de aviación del Servicio de Protección Aérea de Bosques (Avialesoojrana):
- comprar aeronaves,
- alquilarlas
- o acordar con los Ministerios de Defensa y de Emergencias que cada vez que la situación de los incendios vuelva a ser peligrosa, trasladen las aeronaves a Roslesjoz.
"La idea de este proyecto es elaborar el prototipo de un aparato que, basándose en los datos guardados sobre el tiempo y los lugares de incendios anteriores, obtenidos por los satélites espaciales, permita en modo automático hacer previsiones respecto a posibles sitios de incendios en el futuro", relató a Sputnik el vicepresidente primero de la Junta de Sberbank, Alexandr Vediajin.
"Esperamos que con esa inteligencia artificial y la posibilidad de pronosticar dónde ocurrirá un incendio, en el futuro podamos impedir desastres masivos como el de Siberia", acotó.
Pero, más allá de los esfuerzos puntuales de las autoridades rusas, el mundo requiere de acciones conjuntas para controlar y revertir una situación que se nos está yendo de las manos, sea en Siberia, el Amazonas o África, y que no solo afecta a todos sino que puede depender el futuro mismo de la humanidad.