"Gracias al trabajo coordinado de nuestros especialistas el grupo aéreo realiza una intensa labor de hasta 100 misiones al día", dijo el alto funcionario a la prensa tras volver de un viaje a Siria.
Moscú mantiene un grupo aéreo en la base siria de Hmeymim desde la que salen sus aviones para combatir a los terroristas de ISIS (autodenominado Estado Islámico) y del Frente al Nusra, ambos grupos proscritos en varios países, incluida Rusia.
El vice primer ministro destacó la capacidad de los cazas avanzados Su-35 y Su-30SM.
"Los nuevos aviones Su-35 y Su-30SM superaron tres o cuatro veces las normativas de fiabilidad bajo un intenso desempeño operacional", remarcó.
Además afirmó que la coalición liderada por EEUU vuela menos en Siria tras el despliegue del sistema antiaéreo S-300 por Rusia.
"Después de hacerse operativo un solo destacamento del sistema antiaéreo S-300V4, la coalición disminuyó en grado notable la intensidad de sus vuelos en el noreste de Siria", dijo Borísov.
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Rusia emplazó en Siria las baterías S-300V4 para garantizar la seguridad de sus bases militares —la aérea, en Hmeymim, y la naval, en Tartus— después de que un Il-20 ruso con 15 tripulantes a bordo fuera derribado por error durante un ataque aéreo israelí cerca de Latakia, a mediados de septiembre pasado.
Borísov, quien realizó recientemente una visita al país árabe, también destacó la eficacia de otras armas desplegadas en Siria, en particular el sistema de misiles Iskander-M y los lanzamisiles múltiples Tornado-G y Smerch.
"Las armas rusas confirmaron sus excelentes características y sus ventajas tradicionales —facilidad de manejo y fidelidad— en condiciones de combate", dijo.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a facciones armadas de la oposición y a grupos terroristas.
Tras la derrota del ISIS, a finales de 2017, pasaron a primer plano la normalización de la situación política, la reconstrucción económica y el regreso de los refugiados sirios.
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Rusia, junto con Turquía e Irán, lideran el proceso de paz sirio con consultas regulares en Astaná (Kazajistán) iniciadas en enero de 2017.
La solución del conflicto sirio también se busca en Ginebra, proceso patrocinado por la ONU.
