"Rusia y otros países costeros ya tendieron en el Caspio miles de kilómetros de tuberías para diferentes propósitos (…) y el número de estas tuberías técnicas solo crecerá, en cuanto a las tuberías principales transcaspianas, no tenemos planes para su construcción", dijo Brátchikov en una entrevista con el periódico Kommersant.
Agregó que el tendido de tuberías por el fondo del mar Caspio es imposible si alguno de los cinco Estados de la cuenca se opone.
El documento responsabiliza a los cinco Estados de la cuenca del mar Caspio de mantener la seguridad en el mar y administrar sus recursos.
Además, el convenio dice que la superficie principal del mar sigue siendo de uso común, mientras su fondo y el subsuelo se reparten entre los cinco Estados según un acuerdo firmado entre ellos sobre la base del derecho internacional.
Se subraya que navegación, pesca, investigaciones científicas y colocación de tuberías se deben realizar según las reglas aprobadas por las partes, también se debe tener en cuenta el factor ecológico en la implementación de los proyectos marítimos globales.
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La disputa sobre el estatus jurídico del mar Caspio, que ocupa un área de 371.000 kilómetros cuadrados, surgió tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991, con el surgimiento de tres países nuevos —Azerbaiyán, Kazajistán y Turkmenistán— y la subsiguiente necesidad de redistribuir entre cinco naciones una cuenca repartida hasta entonces entre la URSS e Irán.
EEUU y varios otros países intentaron interferir en las negociaciones sobre el estatus del mar Caspio, declaró el embajador.
"Los intentos de actores extrarregionales de influir en las negociaciones se emprendieron en los 20 años de las negociaciones, hasta el último momento", dijo el diplomático.
Ígor Brátchikov expresó la esperanza de que la ratificación de la convención sobre el estatus del mar Caspio no se demorará.
"No creo que nadie demore artificialmente el proceso de ratificación", señaló.
Según Brátichov, "la convención es un documento equilibrado y con igualdad de derechos".
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"Considera en su totalidad los intereses nacionales de todos los países costeros, su pronta entrada en vigor responde a las necesidades de todas las partes", aseguró.
"Lo importante es que la convención no se convierta en rehén de las batallas electorales", añadió.
Brátichov señaló que "las campañas electorales comienzan mucho antes de las votaciones e inciden en los procesos políticos internos y externos".
"Espero que esto no genere demoras en la ratificación de la convención, los ataques contra la convención se deben a la incomprensión de la esencia de los temas tratados o con el objetivo de crear problemas a los oponentes políticos", señaló.
