Este 23 de agosto, la sobrina del exagente, Victoria Skripal, declaró a Sputnik que sus familiares sospechan lo peor al no poder comunicarse con él ni tener sus fotos posteriores al envenenamiento en Salisbury.
"Consideramos sumamente extraño e indignante que no haya información sobre el estado de salud de los nacionales de Rusia Yulia Skripal y su padre Serguéi Skripal y sobre su paradero", dijo Zajárova.
Asimismo, la portavoz confirmó la disposición de Rusia de colaborar con el Reino Unido en una investigación imparcial al respecto.
Zajárova expresó la esperanza de que Londres deje de hacer publicidad a los incidentes provocadores de Salisbury y Amesbury así como "las acusaciones erróneas e infundadas que presentó el Reino Unido sin esperar los resultados de la investigación".
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A principios de marzo pasado, Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia fueron atacados con una sustancia de efecto neuroparalizante en la ciudad de Salisbury, a una decena de kilómetros de Amesbury.
Londres responsabilizó a las autoridades rusas de estar detrás del envenenamiento, mientras que Moscú rechazó la acusación que considera infundada, y sigue reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación.
La portavoz también acusó al Reino Unido de pasar por alto ciertos artículos de la Convención sobre armas químicas, interpretando los demás según sus intereses.
"Londres nunca puso en práctica el artículo 10 de la Convención sobre armas químicas que explica detalladamente el proceso para prestar ayuda y defender a los Estados en caso de aplicación contra ellos de armas químicas", precisó.
Agregó que en vez de hacerlo, "las autoridades británicas recurrieron al punto 38 del artículo 8 de la convención que estipula prestar la asistencia técnica a los Estados firmantes en el marco de sus obligaciones regulares".
Zajárova concluyó su discurso acusando a Londres de manipular las herramientas legales de manera "cínica".
El 30 de junio, los británicos Dawn Sturgess y Charlie Rowley fueron hospitalizados con síntomas de envenenamiento tras perder conocimiento en su domicilio de Amesbury.
Sturgess falleció varios días más tarde, por lo que Scotland Yard abrió una investigación por asesinato, pero Rowley se recuperó y fue dado de alta.
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Las autoridades británicas sospechan que los dos resultaron intoxicados con la misma sustancia que fue utilizada contra los Skripal.