Berlín acogió este 17 de julio las negociaciones trilaterales Rusia-Ucrania-CE sobre el futuro del tránsito de gas ruso a través del territorio ucraniano a Europa después de 2019.
"Actualmente entendemos que en unos cinco o diez años los suministros a los consumidores europeos aumentarán aún más que en 2017 y 2018, puede tratarse de entre un 10 y un 15% de crecimiento adicional", dijo el titular ruso en una rueda de prensa en la capital alemana.
El contrato actual de tránsito de combustible ruso hacia Europa por Ucrania expira a finales del año que viene.
"Acordamos que hoy no mencionaríamos cifras concretas, eso exige de una discusión adicional a nivel de expertos", precisó el ministro.
Anteriormente el Ministerio ruso de Energía declaró que Rusia está dispuesta a considerar la posibilidad de seguir utilizando el canal de transporte de gas a través de Ucrania a partir del 1 de enero de 2020 siempre y cuando económicamente esté justificado y sea competitiva su explotación.
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El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo que el tránsito por Ucrania no será interrumpido "si se revela viable económicamente".
La UE puede comprar gas natural licuado, pero siempre respetando la competencia y rechazando las sanciones, declaró el ministro de Energía ruso, Alexandr Nóvak.
"La producción y la venta del gas natural licuado sigue creciendo en el mundo porque crece la demanda y los consumidores europeos pueden comprar ese gas", dijo el ministro en una entrevista a la televisión RT.
"De todo esto ya habló ayer en Helsinki el señor (presidente de Estados Unidos) Trump, quien comentó que los estadounidenses están dispuestos a suministrar gas natural licuado en un contexto de competencia", refirió Nóvak.
Al mismo tiempo, Trump había declarado en reiteradas ocasiones que EEUU se pronuncia en contra del proyecto de gasoducto Nord Stream 2 y que las empresas implicadas en ese proyecto podrían sufrir sanciones.
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Trump sostiene que el proyecto Nord Stream 2, gasoducto que pasará desde la costa rusa hasta Alemania atravesando también las zonas económicas de Dinamarca, Finlandia y Suecia, aumenta la dependencia de los países europeos —sobre todo de Alemania— del gas ruso.
El Kremlin considera que estas declaraciones son un intento de obligar a Europa a comprar el gas licuado estadounidense.
