"Estamos dispuestos a una cooperación total, abierta y profesional con el Reino Unido tanto a nivel bilateral como en el marco de la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas)", dijo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.
"Reino Unido esquiva los contactos oficiales y públicos con Rusia a todos los niveles", señaló.
Al mismo tiempo, dijo, los británicos buscan hacer creer a la opinión pública que es Rusia la que se niega a contactar.
El Reino Unido está creando la imagen de Rusia como país enemigo en relación con el caso del exagente Serguéi Skripal para lograr fines interesados, declaró María Zajárova.
"Creando en el contexto del incidente de Salisbury una imagen de Rusia como enemigo, el Gobierno británico (…) trata de lograr una serie de fines coyunturales que además tienen un alto coste", advirtió en su rueda de prensa semanal.
"Es obvio que el grado de la retórica antirrusa en Londres sigue altísimo y que son más frecuentes cada vez las declaraciones oficiales que van más allá de lo razonable", sentenció Zajárova, al agregar que "la lógica ha abandonado" al ministro de Defensa británico.
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Las relaciones entre Rusia y Reino Unido se agravaron tras el suceso con los Skripal.
El Gobierno británico acusó sin pruebas del incidente con los Skripal a Moscú que rechaza categóricamente cualquier implicación.
Rusia instó a Reino Unido a realizar una investigación creíble del suceso que, según la Scotland Yard, podría durar semanas e incluso meses.
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El propio jefe de la planta química, Gary Aitkenhead, constató que aún no se tiene establecida la procedencia de la sustancia con la que presuntamente fueron envenenados los Skripal.
En 2008 el científico Vil Mirzayánov publicó el libro State Secrets con las fórmulas químicas de esta sustancia tóxica.
Mirzayánov, de origen ruso, emigró a Estados Unidos en 1996 llevándose varios secretos de la URSS y actualmente vive y trabaja en la ciudad de Princeton, estado de Nueva Jersey.
El investigador que afirma que estuvo vinculado al desarrollo de la toxina, admitió que Estados Unidos o el Reino Unido pudieron producir la sustancia química.