"Es lamentable que, en aras de la llamada solidaridad anglosajona y euroatlántica, se haya puesto en peligro un capital positivo, no muy grande pero sólido, que fuimos capaces de acumular en nuestras relaciones gracias al esfuerzo conjunto a lo largo de estos dos últimos años", señaló la embajada en una declaración.
El comunicado añade que los aliados del Reino Unido "le siguen a ciegas, en perjuicio del sentido común y en contra de las normas del diálogo civilizado".
El primer ministro de Australia, Malcolm Turnbull, y la titular de Exteriores, Julie Bishop, anunciaron en un comunicado conjunto la expulsión de "dos diplomáticos rusos, identificados como agentes de inteligencia encubiertos".
Australia se sumó de esta manera a 16 países de la Unión Europea, EEUU, Canadá, Albania, Ucrania, Noruega y Macedonia que expulsaron en total a más de un centenar de diplomáticos rusos por el caso Skripal.
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Ambos continúan en estado crítico y reciben tratamiento por intoxicación con una sustancia de acción neuroparalizante que, según los británicos, tiene procedencia rusa.
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Moscú, que rechazó todas las acusaciones por infundadas, exigió en respuesta la salida de 23 empleados de la Embajada británica, además de anunciar el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú.
La Cancillería rusa protestó por la expulsión de diplomáticos rusos y prometió respuesta a los países que tomaron la decisión correspondiente.