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Jefa de la Casa Imperial rusa: los Románov son en parte culpables de la Revolución de 1917

© Sputnik / Serguei Piatakov / Acceder al contenido multimediaLa jefa de la Casa Imperial rusa, María Vladímirovna Románova
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La jefa de la Casa Imperial rusa, María Vladímirovna Románova, se ha dirigido a los rusos con motivo del Día de la Unidad Popular en Rusia y el centenario de la Revolución rusa de 1917. La gran duquesa enumeró los principales errores de los Románov y del poder soviético.

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La declaración de María Románova, publicada en su cuenta oficial de Facebook, dice que la Casa Imperial rusa "no participó en la guerra civil fratricida, pero tiene su parte de culpa en que la Revolución haya tenido lugar en Rusia".

"La comprensión de cualquier etapa histórica debe basarse no en la ideología de uno u otro lado, sino en el sistema de valores espirituales y morales creados durante todo el tiempo de existencia de la civilización rusa. Si sinceramente queremos entender las causas y consecuencias de las luchas internas y sangrientas, deberíamos hacer un esfuerzo y ponernos por encima de la posición de las partes en el conflicto", afirma Románova. 

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La jefa de la Casa Imperial rusa, María Vladímirovna Románova - Sputnik Mundo
La jefa de la Casa Imperial rusa, María Vladímirovna Románova

Según la gran duquesa, la Revolución de 1917 "es una desgracia común" y su principal causa fue la profunda crisis espiritual.

De acuerdo con su opinión, el sistema imperial ruso fue aplastado no porque tuviera fuertes oponentes, sino más aún porque tenía defensores divididos y poca fe. 

"La Revolución, desafortunadamente, no fue de ningún modo un accidente causado por una coincidencia momentánea de circunstancias, sino una catástrofe inevitable que ocurrió como resultado de una combinación de causas históricas acumuladas durante muchos años", subraya la jefa de la Casa Imperial rusa.

"Un experimento extraordinario"

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Los revolucionarios moderados que lograron la abdicación del zar Nicolás II en febrero de 1917 no lograron mantener el poder.

"Hundieron al país en el caos y fueron reemplazados en octubre por el partido revolucionario más radical, que prometió al pueblo cumplir todas sus aspiraciones y se embarcó en un experimento extraordinario para establecer un orden mundial fundamentalmente nuevo. Este experimento se basó en la idea utópica de una sociedad absolutamente justa de prosperidad general, un 'paraíso terrenal'. No importa cuán hermosas y atractivas sean esas ideas, son fantásticas. Y los intentos de implementarlas en la práctica siempre se convierten en desgracias. Así sucedió también en Rusia", afirma Románova. 

​"Por lo tanto, en ningún caso sería admisible intentar tachar la era soviética de la historia de Rusia o representarla exclusivamente en tonos negros. La venganza 'blanca', cuya ilusión apareció después del colapso de la URSS, es tan inaceptable como la venganza 'roja'. Cualquier revanchismo genera un efecto péndulo, provoca inevitablemente una fuerte resistencia y necesariamente, tarde o temprano, una reacción violenta", escribe.

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Asimismo, señala que "es un error buscar la reconciliación y construir la unidad sobre falsificaciones de la historia, silenciando o distorsionando deliberadamente los hechos. Los pecados y los errores no deben olvidarse para no repetirlos. Todos los crímenes, por quien quiera que hayan sido cometidos, deben ser condenados", concluye Románova. 

La gran duquesa ofreció esta declaración en Madrid, donde nació en 1953 y dio a luz a su único hijo, Jorge, el príncipe heredero. En Rusia, la Casa Imperial no tiene estatus oficial. Sin embargo, es reconocida por la Iglesia ortodoxa rusa. 

​En 2015, Románova reconoció Crimea como parte de Rusia.

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