"Usamos dispositivos que producen ruido y otros medios técnicos para ahuyentar cornejas, pero la experiencia muestra que resultan más eficaces los enemigos naturales de estos pájaros, tales como halcones y gavilanes (…), hace poco en la plantilla del Kremlin apareció un búho", dijo.
El del Kremlin de Moscú existe desde la década del 70.
Las cornejas causan un sensible daño a los templos, arañando y desgastando la doradura de sus cúpulas, por eso todos los días, al anochecer, los ornitólogos junto con sus ayudantes alados, inspeccionan el recinto del Kremlin.
"Desde tiempos remotos los grandes príncipes de Rusia practicaron la cetrería, al usar hoy aves de presa en la lucha contra las cornejas rendimos tributo a esta costumbre antigua", refirió Jlébnikov.