'Turismo industrial', ¿el nuevo enfoque turístico de Rusia?

Luego del 'turismo rojo', dedicado a los clientes chinos y basado en el patrimonio soviético, Rusia pone a prueba otra dirección turística prometedora: las grandes industrias modernas.

La ciudad rusa de Tula, conocida por sus múltiples industrias tanto tradicionales como modernas, es la primera provincia del país en lanzar a gran escala programas de 'turismo industrial': giras turísticas por importantes plantas y fábricas, informa Vzglyad.

Una multitud de empresas locales expresaron su deseo en unirse al programa después de que la planta Tulamashzavod —productora de una amplia gama de equipos bélicos y de uso civil— ofreciera a sus visitantes una exposición sobre la historia de la empresa y de la industria en la región en general.

Para Rusia, este modo de turismo todavía es 'desconocido', ya que las compañías turísticas y los Gobiernos locales no lo consideraban prometedor hasta hace poco.

"Actualmente promovemos estas giras 'industriales' junto con el Ministerio de Cultura y la agencia estatal Rostourism. En el marco de los viajes turísticos educativos, se prevén visitas a las plantas locales de producción", afirmó Alexandr Osaúlenko, jefe de la asociación Turpomosh, la cual reúne a los mayores operadores de turismo en Rusia.

El objetivo de este tipo de turismo no solo es ofrecer un viaje interesante y aumentar las ganancias de la empresa anfitriona, subrayó el interlocutor. Una meta importante es interesar a los jóvenes en la industria moderna y, tal vez, atraer a futuros trabajadores.

"Imagínense si un chico de 12 o 15 años aprecia cómo se ensamblan buques de guerras, aviones de quinta generación o cómo funcionan las máquinas de alta precisión. Esto será muy interesante para él", explicó Osaúlenko.

En general, los actores del mercado turístico ruso opinan que con un nivel de servicios alto, el turismo industrial puede atraer también a los extranjeros.

No obstante, existen restricciones naturales para este tipo de turismo. Primero, hay que desarrollar una infraestructura turística, lo que requiere tiempo y recursos financieros.

Segundo, y también muy importante, es la necesidad de limitar el acceso a las líneas de producción dedicadas a los equipos militares.

"En lo que se refiere a visitar plantas dedicadas a la Defensa, es indispensable mantener un régimen de seguridad incompatible con las visitas turísticas. Hay muchísimos 'turistas' de la CIA que quisieran ver cómo se producen los misiles balísticos Topol-M y RS-24 Yars", advirtió de manera irónica Ígor Korótchenko, redactor en jefe de la revista rusa Defensa Nacional.

Vídeo: 400 complejos lanzamisiles #TopolM y #Yars se movilizan por toda #Rusia https://t.co/W0G7uXoFDD pic.twitter.com/YgB847HFdL

— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 11 de julio de 2016