Las estrellas se iluminaron por primera vez para celebrar los primeros 20 años de la revolución de octubre de 1917 y fueron creadas gracias al trabajo de más de 20 fábricas de vidrio, de construcción, de electricidad y de metalurgia.
El creador de las estrellas, el artista soviético Fiódor Fiodorovski, propuso el color y la forma de las estrellas, pero además tuvo la genial idea de hacerlas de diferentes tamaños, dependiendo de la altura de la torre donde estarían instaladas: de esta manera, las estrellas vistas desde el suelo dan la ilusión de ser del mismo tamaño.
La estrella más pequeña tiene 3 metros de altura, mientras que la más grande tiene 3,75 metros. Las estrellas brillan también con potencias diferentes, que oscilan entre los 3.700 y los 5.000 vatios. Para evitar que las estrellas se recalienten, los ingenieros soviéticos idearon un especial sistema de ventilación.
Las estrellas del Kremlin siguen brillando hoy en día, de día y de noche, iluminando el Kremlin de Moscú en la Plaza Roja, el lugar más emblemático del país eslavo.