La nave llegó recientemente al astillero de Kaliningrado, donde los trabajadores de una empresa de construcción naval retirarán sus hélices y ejes y sellarán herméticamente su casco para convertir el barco en un museo flotante.
Una vez acabados los procesos de remodelación y pintura, el destructor partirá en su último viaje hasta el puerto de la ciudad rusa de Krondstadt, donde pasará a formar parte de la exposición del parque marítimo Patriot.
El destructor Bespokóiniy fue varado en 1990. Durante sus casi 12 años de servicio para la flota del Báltico de Rusia, el emblemático barco se convirtió en su verdadera carta de presentación.
En una ocasión, la nave recibió la visita de la reina británica durante su visita a San Petersburgo y ha participado en diversas maniobras navales.
La nave y su tripulación han sido galardonadas con los premios más prestigiosos de la Armada rusa, entre ellos, el premio por el cañoneo más certero.