"La OTAN envió su primera misión de patrullaje aéreo a los países del Báltico en 2005 sin ningún motivo", dijo Grushkó.
El diplomático precisó que la base Amari, en Estonia, donde la alianza emplazó sus aviones de combate se encuentra a pocos minutos de la ciudad rusa de San Petersburgo.
El problema, remarcó, no es cómo los cazas rusos interceptan a los intrusos, sino la aproximación de la maquinaria bélica de la OTAN hacia las fronteras de Rusia.
"La alianza debe responder, por ejemplo, qué hacía el destructor Donald Cook, dotado con radares Aegis y misiles Tomahawk, a 70 kilómetros de nuestra principal base naval (en Kaliningrado)", apuntó.
A su vez, destacó que Rusia está abierta a las consultas con cualquier país, incluso con los Estados miembros de la OTAN, para evitar incidentes militares.
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