MOSCÚ (Sputnik) — "Tenemos puestas especiales esperanzas en Múrmansk, que tras la reconstrucción del puerto debe convertirse en el principal centro de atracción de todos los cruceros árticos", dijo al rotativo el vicedirector de Rosturizm, Serguéi Kornéev.
Una de las mayores ventajas del Ártico ruso son, según el funcionario, sus islas y archipiélagos.
Hoy en día, los cruceros por el Ártico abarcan decenas de rutas y son realizados por pequeñas empresas rusas e internacionales; uno de los barcos que se utilizan es el ruso Akademik Shokalskiy, un buque de investigación oceanográfica que fue reequipado para realizar cruceros.
Además del turismo de cruceros, el Ártico ruso tiene destinos como la estación Barneo, que se convierte por unas semanas en el centro más importante de la actividad investigadora, turística y deportiva en la zona.
También está el turismo etnográfico, que ofrece la posibilidad de alojarse en un chum, la vivienda tradicional de los nenets; asimismo, los amantes del esquí podrán practicar su deporte favorito en la estación de Jibini, en la provincia de Múrmansk.
Por el momento, el turismo ártico está orientado en primer lugar a los turistas internacionales, aunque desde el pasado diciembre los habitantes de Moscú y San Petersburgo pueden hacer una escapada de fin de semana para disfrutar de la aurora boreal en Narian-Mar, capital de la Comarca Autónoma de los Nenets.