"La proclamación de la supremacía del Derecho Internacional en 1993, cuando se aprobaba la actual Constitución de Rusia, nos la impusieron con mucha maña asesores estadounidenses que nos aseguraron que se trataba de un valor constitucional básico", denunció.
Según Bastrikin, la relación entre la legislación nacional e internacional se debe determinar "exclusivamente por la situación que el país ocupa a nivel mundial así como por sus intereses estratégicos y geopolíticos".
"Los intentos de imponer a los países valores que les son ajenos a través del Derecho Internacional, como muestra la experiencia, a menudo generan más discrepancias que consenso entre los Estados", afirmó al subrayar que "el derecho no puede existir solo en aras del propio derecho" y siempre tiene un carácter aplicado.
"Muchos políticos, incluso europeos, señalan que las contradicciones entre los países de la UE provocan un enfrentamiento abierto donde la voluntad dominante de unos cuantos (Alemania o Francia) se impone a los demás", estimó.
A la vez, subrayó que no se opone a la integración que, sin embargo, "no debe llevarse a cabo de manera mecánica sino basándose en los intereses estratégicos de los países y tomando en cuenta sus peculiaridades nacionales, históricas y otras, es decir, respetándolos en vez de reprimirlos con la ayuda del Derecho Internacional".
En febrero pasado, en una entrevista al diario Kommersant, Bastrikin también arremetió contra la supremacía del Derecho Internacional afirmando que veía en ella elementos de "subversión".
El artículo 15 de la Constitución en vigor consagra que "los principios universalmente reconocidos y las normas del derecho internacional, así como los tratados internacionales de la Federación Rusa.