La formación fundamental de las universidades técnicas rusas destaca en el mundo pero no siempre ofrece a los estudiantes una dimensión práctica, dijo el director de proyectos del sector “Jóvenes Profesionales” de la Agencia de Iniciativas Estratégicas, Iván Deméntiev, en una entrevista con esta agencia.
El experto recalcó que los centros docentes en Rusia conservaron un buen nivel pese a que no entran en el ranking internacional de las 300 mejores universidades del mundo.
“Seguimos siendo fuertes en la escuela de ingeniería clásica pero muchos modelos de enseñanza que se emplean en el extranjero adelantan considerablemente los nuestros (…) Hoy en día el sistema educativo debe formar a los estudiantes para trabajar en equipo y asumir el liderazgo”, subrayó.
Según Deméntiev, el nivel de competitividad de los centros se determina, además de su renombre mundial, por otros dos factores: su accesibilidad y la capacidad de los estudiantes de aplicar sus conocimientos en la práctica.
Añadió que “por el momento, no sabemos muy bien formar a personas que puedan trabajar exitosamente en una economía dinámica no solo cumpliendo con sus obligaciones profesionales sino creando equipos para resolver una tarea concreta”.
Deméntiev opinó que la principal carencia del sistema de formación ruso consiste en que las carreras de los futuros empresarios e ingenieros no están conectadas.
Señaló asimismo que la rápida transformación de la ciencia en la actualidad pone nuevos retos ante el sistema educativo.
“Lo que hace siete años parecía ciencia ficción ya es realidad (…). Antes podíamos predecir las profesiones que se requerirán en los próximos 30 años pero los que ingresan en la universidad hoy en día al acabarla vivirán en un mundo que exigirá carreras que por el momento no existen”, recalcó.
A la vez, estimó que los profesionales del ámbito de tecnologías de la información o biológicas no afrontarán problemas a la hora de buscar empleo en los próximos 25 años.
