El primer ministro ruso Dmitri Medvédev, entrevistado en vísperas de su visita a Francia por la agencia France Presse y el periódico Le Figaro, dijo que hace falta excarcelar ya a las muchachas del grupo Pussy Riot que cumplen condena por haber organizado una “oración punk” en la catedral de Cristo Salvador de Moscú.
“Desde el punto de vista moral, fue una mala broma. Pero (las muchachas) ya pasaron bastante tiempo en la prisión preventiva (…). El Estado ejecutó en su caso su función judicial, les indicó que hace falta portarse debidamente en el sentido tanto jurídico como moral. Por eso me parece sobrante seguir manteniéndolas en la cárcel”, dijo el primer ministro.
Pero inmediatamente recalcó que expresa su opinión personal y que corresponde al juzgado tomar la decisión.
Preguntado por los periodistas franceses sobre la posibilidad de absolución para Mijaíl Jodorkovski, ex jefe de la petrolera Yukos, y Platón Lébedev, su colega del grupo financiero Menatep, que cumplen cadena de muchos años por fraude fiscal y blanqueo de dinero, Medvédev respondió que el presidente del país no puede absolver a las personas que se niegan a presentar la respectiva solicitud.
De dirigir Jodorkovski y Lébedev la respectiva solicitud, corresponderá al presidente decidir absolverlos o no, indicó Medvédev, añadiendo que durante su presidencia (2008-2012), ellos no lo hicieron.
Los periodistas preguntaron asimismo sobre la posibilidad de tomarse una decisión política respecto al traslado a otro lugar de la sepultura de Stalin, que actualmente se encuentra en el panteón de la Plaza Roja, al lado de la muralla del Kremlin.
El primer ministro contestó que hace falta sopesar bien los aspectos tanto jurídicos como morales en este tema muy delicado, considerar las variadas opiniones existentes al respecto en la sociedad, para evitar enfrentamientos entre distintos grupos de la población.
“La tumba de todo ser humano se protege por la ley. Al plantear el traslado de la sepultura de Stalin, debemos pensar qué hacer con otras que se encuentran en la Plaza Roja”, dijo.
A la muerte de Stalin en 1953, su cuerpo estuvo durante ocho años en el Mausoleo de Lenin. Tras la condena al culto a la personalidad de Stalin (1961), lo retiraron del Mausoleo y enterraron en dicho panteón, donde se encuentran los restos mortales de otras personalidades célebres del Estado soviético.
