Los hinchas de Japón montaron este concierto y bailaron cerca del Rostov Arena, donde se celebró el partido en el que la selección nipona se midió al combinado de Bélgica.
Uno de los aficionados incluso se disfrazó de Pikachú —una de las criaturas de la franquicia Pokémon—, y en seguida se convirtió en el centro de atención.
Sin embargo, el apoyo de los hinchas nipones no ayudó a su selección a imponerse a sus rivales. Los futbolistas belgas ganaron 3-2 —después de remontar un 0-2— y se clasificaron para los cuartos de final del Mundial de Rusia.